jueves, 17 de marzo de 2011

HISTORIA DEL COMIC

Al hablar de los antecesores de la historieta, es inevitable nombrar a los antiguos egipcios, que representaban muchos de sus mitos en dibujos y jeroglíficos que realizaban sobre hojas de papiro, y también hacían murales en forma de tira, que incluían imagen y texto.


 Otros ejemplos son las cristaleras, el tapiz de Bayeux, las bandas que rodean las columnas romanas conmemorativas (como la Trajana o la de Marco Aurelio), los retablos medievales (con los que, mediante imágenes, se explicaban al pueblo historias, crímenes y sucesos en general), los dibujos de las civilizaciones precolombinas (como los códices, pintados por los mayas y los aztecas) e incluso las primitivas pinturas rupestres. A estos ejemplos citados se pueden agregar algunas obras pictóricas de Hyeronnimus Bosh, Brueghel o Goya, las cuales adquieren un carácter narrativo.





 Pero quizás los antecedentes más cercanos a la historietas sean las Aucas y Aleluyas, destinadas fundamentalmente a satisfacer las necesidades de instrucción de niños y adolescentes. Estas publicaciones, que comenzaron a editarse en Francia a partir de 1820, se caracterizaban por narrar pequeños cuentos y aventuras mediante ilustraciones, aunque, a diferencia de la historieta, los textos no se integraban orgánicamente dentro de los dibujos, sino que se adicionaban a modo de explicación complementaria al pie de los grabados. Sin embargo, la historia del cómic se relaciona más correctamente con la de la imprenta y la caricatura.



 La historieta (que nace casi al mismo tiempo que el cine) pronto desarrollará su particular lenguaje icónico, y las primitivas viñetas, todas del mismo tamaño y con los textos al pie o tímidamente incluidos en el dibujo, serán sustituidas por viñetas de diferentes tamaños y situación y, sobre todo, evolucionarán rápidamente los modos y alcances de los textos. Estos se incluirán, casi desde el principio, en globos o bocadillos; su particular forma, así como el tamaño y dibujo de las letras, constituyen, por sí solos, todo un modo de expresión independiente.



HISTORIA DEL COMIC EN EL ECUADOR 

Tiene una historia más bien moderna, ya que el primer personaje de un autor ecuatoriano aparecería recién en el año 1983. El mismo sería “Panfleto” (derecha), con sus aventuras en una tira cómica que se publicaría en la revista del mismo nombre, a cargo de Iván Valero Delgado. Recién en 1989 aparecería un segundo número de la revista (con diversas historietas), a la vez que surgiría la revista "Secreciones del Mojigato", una selección de historieta negra ecuatoriana. Posteriormente, en la revista de rock "Traffic", Villacís desarrollaría 2 historietas: "Dock Tirres" y "Las aventuras de la T mutante". En 1992 aparecen 3 números de "Ficciónica", a cargo de Santivañez. En 1993 Bonilla lanza el libro de comics "Privatofalia", y, en 1996 lo haría Wilo con "La línea, bestiario de una guerra". Posteriormente, en 1997 llegaría la revista "El Webo", y, en 1998, la revista "Xox".



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